lunes, 6 de diciembre de 2010

La bombilla de bajo consumo un poco más de cerca

Las bombillas fluorescentes (o de bajo consumo) no son más que pequeños tubos fluorescentes acoplados a un casquillo o un conector pin. Emplea vapor de mercurio a baja presión, dentro de un tubo de vidrio revestido con fósforo. El contenido de mercurio de las lámparas es cada vez menor aunque se hace imprescindible para lograr la suficiente luminiscencia y conductividad dentro de la lámpara para su correcto funcionamiento.*1

¿Son la alternativa correcta? la decisión ya está tomada por el Ministerio de Industria, regalan a cada español una lámpara de bajo consumo desde el verano de 2010. Con la nueva normativa europea, aunque los comercios podrán seguir vendiendo las bombillas que tengan en existencia, los fabricantes e importadores ya no podrán vender lámparas incandescentes. En los próximos dos años la UE hará desaparecer progresivamente las bombillas tradicionales, para dar paso a una nueva generación de lámparas. Con el argumento de que consumen entre un 75% y un 80% menos de energía y su vida media es mucho mayor.

Pero lo que si bien puede ser cierto en el caso de una oficina, no lo es en un hogar, donde éstas se encienden y apagan continuamente porque eso acorta su vida. La energía consumida para fabricar una CFL es mucho mayor que la que se necesita para una bombilla incandescente.*2 Sin olvidar el coste de su reciclaje que supone un porcentaje de un 10% a un 60% sobre su precio,*1 todo debido a sus componentes altamente tóxicos. Lo que hacen estas bombillas peligrosas para el medioambiente y para nosotros en el caso de que una bombilla se rompa en pedazos, este es el procedimiento aconsejado por el "Department for Environment, Food and Rural Affairs" (DEFRA) encargado de la protección ambiental en el Reino Unido)

“Desocupar la habitación y ventilarla durante al menos 15 minutos. No usar una aspiradora. Limpiar utilizando guantes de goma y evitar la creación e inhalación de polvo del aire. Recoger todas las partículas y fragmentos de vidrio y colocarlos en una bolsa de plástico. Limpiar el área con un paño húmedo y a continuación ponerlo en una bolsa y sellarla. La bolsa no se debe tirar a la basura. Todos los ayuntamientos tienen la obligación de disponer de las medidas necesarias para la eliminación de los residuos peligrosos”.*2

No son las medidas a tomar en un laboratorio de alta seguridad, sino las que deberíamos tomar si una bombilla se rompe ya que liberaría polvo de mercurio, sustancia tóxica, cancerígena y muy nociva para el medio ambiente. El límite del Canadian Water Quality (CWQG) para proteger la vida de agua dulce es de 26 nanogramos de mercurio inorgánico por litro de agua. Lo que significa que una bombilla CFL puede contaminar 190.000 litros de agua a niveles que superan las directrices de calidad.*2

Pero a parte de eso tiene otros inconvenientes para la salud:

Emiten radiofrecuencias biológicamente dañinas, las bombillas de bajo consumo emiten, una vez encendidas,  radiaciones radioeléctricas mientras las clásicas, en las mismas condiciones (230 voltios y 50 hertzios) no emiten ninguna. Las  emisiones radioeléctricas que presentan son de alta frecuencia, que en muchos casos pueden generar campos electromagnéticos superiores a los permitidos por la propia normativa oficial, son especialmente perjudiciales para personas sensibles a los campos electromagnéticos.*2

Emiten radiaciones ultravioletas ya que a diferencia de las lámparas de tubos fluorescentes, no tienen difusores para filtrar la radiación ultravioleta. La propia Health Protection Agency (HPA) británica ha advertido del riesgo de estar a menos de 30 cm de estas bombillas puede haber problemas de sensibilidad cutánea, especialmente en personas con determinadas enfermedades de la piel.*2

Hay serios indicios de electricidad sucia y de que los campos electromagnéticos emitidos por las CFL pueden viajar a lo largo de la instalación eléctrica. Se ha demostrado que la electricidad sucia afecta negativamente a la salud humana.*2

La exposición a estas lámparas puede dar problemas a personas operadas con láser para solucionar sus problemas de visión.*2


Pero después de todo esto hay que mencionar que existen algunas otras alternativas como las LED, consumen un 92% menos que las bombillas incandescentes de uso doméstico común y un 30% menos que la mayoría de los sistemas de iluminación fluorescentes. Pueden durar hasta 20 años y carecen de sustancias tóxicas. Las bombillas LED no emiten además luz infrarroja ni ultravioleta, no parpadean y tienen un consumo estable durante el encendido o apagado siendo por ello las de menor consumo del mercado.*2


Pero la Unión Europea va a implantar el uso generalizado de las CFL para el 2011.

Su eslogan es "Un gran gesto hacia todos".
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              *2 Discover Salud http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=162

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